1.
Conocer la importancia de la doctrina de la cruz, como base
fundamental en la predicación del evangelio.
2.
Entender
claramente que la sabiduría de los hombres no abre ningún camino a
la salvación del pecador.
3.
Reconocer que Dios escogió para salvación a lo que el mundo
desprecia, para evidenciar con ello el poder de la cruz.
4.
Ajustar la proclamación del evangelio a las demandas de la
Palabra.
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