Yo te busqué, Señor, mas descubrí
Que Tú impulsabas mi alma en ese afán;
Que no era yo quien te encontraba a
Ti;
Tu me encontraste a mí.
Tu mano fuerte se extendió y así
Tomado de ella sobre el mar crucé;
Mas no era tanto que me asiera a Ti;
Tú me alcanzaste a mí.
Te hallé y seguí, Señor, mi amor te
di,
Mas sólo fue en respuesta a tanto
amor;
Pues desde antiguo mi alma estaba en
Ti:
Siempre me amaste así.
|