BOSQUEJO DEL ESTUDIO

 
1ª JUAN 4:1-21
COMUNIÓN Y AMOR
 

5. Vigilancia en la comunión (4:1-21)

5.1. La comunión y el discernimiento del amor (4:1-6)

5.2. La comunión en la manifestación del amor (4:7-21)

  

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A. INTRODUCCIÓN


Los falsos profetas o maestros, se habían infiltrado en las iglesias y estaban procurando desviar la fe de los creyentes hacia las mentiras de una falsa enseñanza. Quienes actuaban de esa manera no lo estaban haciendo bajo el impulso del Espíritu de Dios, sino del espíritu del maligno. Juan procura que los creyentes que escuchen a los predicadores, distingan inmediata e inequívocamente si su enseñanza procede de la verdad y está siendo conducida por el Espíritu o, por el contrario, es engañosa. El escritor bíblico procura prevenir a sus lectores contra los falsos profetas. Aunque anteriormente afirmó que los lectores conocían la verdad (2:20-27), y que eran conducidos por el Espíritu hacia ella (3:24), el peligro a que estaban expuestos a causa de los falsos maestros que se introducían entre ellos, exige que haga nuevas advertencias a los lectores. El apóstol proporciona los elementos para discernir dónde está el espíritu de verdad y donde el de error (vv. 1-6). La comunión con Dios exige, además de vigilancia sobre el error, la evidencia de esa relación mediante la manifestación del amor entre creyentes, para lo cual Juan recurre al ejemplo supremo del amor de Dios (vv. 7-10). La realidad del amor de Dios se manifiesta en la entrega de su Hijo unigénito en beneficio del pecador (vv. 9-10). Este amor experimentado por cada cristiano tiene que producir consecuencias en la vida personal. La conclusión conque el apóstol inicia el segundo párrafo del pasaje es la lógica natural de la primera parte. Si Dios amó de una manera tan prodigiosa, el que está en Dios y Dios en él, debe amar con la misma calidad de amor, no sólo a Dios, sino también a su prójimo, como objeto que es del amor divino (vv. 11-12). La realidad de la comunión con Dios se manifiesta en el don que dio de su Espíritu. La presencia divina conduce al creyente a una confesión comprometida con la fe, que expresa la aceptación de la deidad de Jesús como el Hijo de Dios (vv. 14-15). Juan prosigue luego con el amor actuante de Dios, que se perfecciona en el creyente, primero en relación con la seguridad ante el juicio (v. 17), y después en cuanto a la ausencia del miedo (v. 18). La anticipación divina en todo, se manifiesta también en el amor. Dios amó antes de ser amado (v. 19). Finalmente, la comunión y mutua inmanencia de Dios en el creyente y del creyente en Dios, conduce inexcusablemente a la realidad del amor hacia quienes son objeto del amor divino, los creyentes. Quien no es capaz de amar a su hermano, manifiesta la ausencia del amor de Dios en él (v. 20). Concluyendo con el recordatorio del mandato divino sobre el amor (v. 21).

Siguiendo el bosquejo establecido y dentro del aspecto general de la vigilancia en la comunión, está primero la comunión y el discernimiento del amor (vv. 1-6). Seguidamente aparece el tema de la comunión en la manifestación del amor (vv. 7-21), dividido a su vez en la evidencia de una verdadera profesión, que es el amor fraternal (vv. 7-10); y la manifestación del amor (vv. 11-21). En esta última división se aprecia la dotación del verdadero amor (vv. 11-16) y el amor perfeccionado (vv. 17-21).