Posiblemente
sea lo más sencillo recordar las palabras de Pedro (2 P.
3:10-12).
1.1.
El
creyente espera el momento de la intervención de Dios, en que se
produzca la transformación definitiva de todo y todo se sujete a
Él (1 Co. 15:27-28).
1.2.
El
santuario de Dios ya fue abierto para el creyente que tiene
acceso, no a un trono de juicio, sino de gracia, en razón de la
obra de gracia del Señor (He. 10:19-22).
1.3.
El
creyente que vive en esperanza se comporta conforme a la esperanza
que profesa (2 P. 3:14).