BOSQUEJO DEL ESTUDIO

 
FILIPENSES 3:1-21
GANANCIA EN LA PÉRDIDA
 

5. El compromiso de vida cristiana (3:1-21)

5.1. Advertencias sobre los judaizantes (3:1-3)

5.2. El ejemplo de Pablo (3:4-14)

5.3. La exhortación a los creyentes (3:15-21)

  

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A. INTRODUCCIÓN


Las iglesias de los tiempos apostólicos estaban expuestas a continuos peligros. Desde el exterior las persecuciones y desde el interior la presencia de personas que llamándose hermanos procuraban desviar a los creyentes de la doctrina en que habían sido instruidos. Continuamente los escritores del Nuevo Testamento advierten a los cristianos de los peligros procedentes de los falsos maestros. Normalmente estos eran orgullosos y arrogantes, procurando impresionar a los sencillos cristianos con su pretendida grandeza. Pablo escribe sobre la diferencia que existe entre los verdaderos maestros y estos falsos enseñadores, poniendo como ejemplo su propia conducta y la de sus compañeros de ministerio. En la aplicación del llamado de humildad a la vida cristiana, Pablo entra en consideración de algunos que se introducían en las iglesias con pretensiones espirituales, pero con el objeto de desviar a los creyentes de la fe verdadera, introduciendo complementos humanos a la vida en la gracia.

El apóstol enseñó la doctrina bíblica insistentemente, tanto en forma personal durante la estancia en la iglesia, como en los escritos que circulaba de su pluma. Sin embargo, debido a la situación de peligro que podía producirse con la actuación de los falsos maestros, el apóstol reitera los principios que los filipenses ya conocían. Esta insistencia podría parecer innecesaria, sin embargo Pablo la consideraba como un instrumento que genera seguridad en los lectores (v. 1).

Junto con la reiteración de la enseñanza, la amonestación avisando sobre la necesidad de mantener una estrecha vigilancia en torno a los falsos maestros, a quienes da tres calificativos en relación con su condición, su conducta y su credo (v. 2). Semejantes advertencias le permiten expresar la condición espiritual de quienes han nacido de nuevo, contrastándolo con la idea personal que los judaizantes tenían de sí mismos (v. 3). Ante las referencias personales de que se rodeaban los falsos maestros, el apóstol relaciona las razones que, desde el punto de vista humano, tenía para sentirse satisfecho y que, a su vez, eran las bases de confianza propia para alcanzar su justicia personal (vv. 4-6). Al final de este párrafo, con un elocuente “pero” contrasta lo que antes era su gloria personal y lo que representaba todo aquello después de haber conocido a Cristo (v. 7). Ante tal comportamiento Pablo reafirma las razones por la que desecha totalmente sus glorias humanas (vv. 8-9).

Del mismo modo la identificación con Cristo le permite disfrutar de Su poder y, al mismo tiempo,  entrar en la experiencia de sus padecimientos (v. 10). Frente al orgullo perfeccionista de los enemigos de la gracia, afirma que no se alcanza la perfección cristiana en plenitud hasta la llegada a la presencia del Señor, en la gloria (vv. 12-14). Con una llamada de atención hacia una identificación en la forma de pensar de los cristianos (vv. 15-16), introduce la advertencia contra los falsos maestros poniendo ante ellos el ejemplo de comportamiento tanto de él como de sus colaboradores (v. 17), y dándoles las características y advirtiendo sobre el futuro de los que procuraban engañarles con sus enseñanzas (vv. 18-19). Finalmente presenta ante los lectores de la carta la condición celestial de los creyentes, la esperanza de gloria que anima y alienta la vida cristiana, y la certeza de la transformación futura de los cuerpos glorificados para que lleguen a cumplir el propósito divino de la conformación definitiva de los cristianos con Cristo (vv. 20-21).