El pasaje es la continuación del último párrafo del capítulo
anterior. El evangelista Marcos describe aquí algunas
acciones sobrenaturales de Jesús. El Maestro no sólo
enseñaba, sino que sanaba, expulsaba demonios, controlaba la
naturaleza y hacía prodigios admirables que evidenciaban que
era algo más que un gran hombre o un gran profeta. La
realidad de la deidad de Jesús de Nazaret, se hacía cada vez
más evidente para todos los que le rodeaban. Sin embargo,
tenía que manifestar su autoridad en el campo de la vida,
venciendo a la muerte. Hasta entonces no se describe ninguna
acción semejante. Es en medio de la oposición que se hacía
cada vez más intensa, que el Señor pone de manifiesto que su
autoridad divina podía comunicar vida a un muerto. Por otro
lado, la fe en la persona y poder de Jesús produce
resultados en quienes la ejercen, como fue el caso de la
hemorroisa. En el detalle del pasaje se distingue la
distribución es escenas del relato. Es como si Marcos
estuviese interesado en describir un panorama de la
actividad de Cristo por medio de breves relatos
independientes que describen las acciones sobrenaturales de
Jesús. El detalle vívido de la liberación del endemoniado de
Gadara, es mucho más que el detalle histórico de un
acontecimiento, es el relato descriptivo de un testigo
presencial, que describe gráficamente el encuentro del
endemoniado con Cristo, el tenso diálogo con el Señor y el
resultado final del poder de Jesús operando en la miseria
del poseso. La misma distinción de un relato en escenas, se
traslada también particularmente a cada una. Marcos describe
primero el endemoniado y su entorno, luego el detalle de la
piara de cerdos, seguidamente en las gentes del lugar, para
volver de nuevo al endemoniado junto al lago en donde estaba
la barca que iba a devolver a Cristo al otro lado. Esa misma
forma de composición se aprecia en el relato de la
resurrección de la hija de Jairo, pasando de la primera
escena en la que se narra la situación del padre angustiado,
a la segunda de la hemorroisa, para retornar otra vez a la
de Jairo y la resurrección de su hija. En contra de los
argumentos de la Alta Crítica, que pretenden hacer creer que
los relatos del pasaje no han sido hechos reales ocurridos
tal y como se describen, sino ilustraciones sobre el poder
de Jesús en distintos campos, que la comunidad adquirió por
tradición y que se trasladaron a base de repetirse una y
otra vez, la narración no es otra cosa que el relato de un
milagro, auténtico, ocurrido en un determinado lugar y en un
momento concreto, basado en el testimonio de un testigo
presencial. De forma especial en relación con la hija de
Jairo, algunos pretenden, por ciertas expresiones de Marcos,
dar la idea de que no se trataba de una verdadera
resurrección, sino de un estado de suma gravedad que
anticipaba la muerte. Dicen estos que la misma afirmación de
Jesús lo confirma "La niña no está muerta, sino que duerme".
Sin embargo, lo que mueve a los detractores del milagro, es
la realidad admirable del poder de Jesús confirmado en
hechos auténticos que se han producido en la historia de
personas de su tiempo.
La división del pasaje para su estudio, se establece así:
Primero el relato del endemoniado de Gadara, con el detalle
de la situación del poseso (vv. 1-7); seguido de la acción
de Jesús (vv. 8-13a); las consecuencias que produjo y la
reacción de las gentes (vv. 13b-17); y la comisión que
Cristo dio al endemoniado liberado (vv. 18-20). El segundo
relato se introduce presentando la situación de Jairo (vv.
21-24); después la sanidad de la hemorroisa (vv. 25-34); y
concluye con la resurrección de la niña muerta (vv. 35-42).
|