APLICACIÓN PERSONAL

   

1.

El desprecio subjetivo
  1.1. 

Jesús fue despreciado en su tierra por quienes le conocían.

  1.2. 

Consideraban que no tenía importancia porque era de condición humilde y no había pasado por una escuela teológica.

  1.3. 

En ocasiones se desprecia también a quienes son conocidos, dando mayor importancia a los desconocidos aunque sean inferiores en capacidad y santidad.

  1.4. 

El desprecio en su ciudad no impidió que siguiera ministrando en otros lugares.

  1.5. 

Ser despreciados por algunos no debe ser obstáculo para no seguir en el servicio a otros.

2.

La fidelidad demandada.
  2.1. 

Juan el bautizador es ejemplo de fidelidad a la verdad.

  2.2. 

Denunciaba el pecado donde se encontraba.

  2.3. 

Fue capaz de enfrentarse al rey, exponiendo su propia vida.

  2.4. 

A cada creyente se demanda lo mismo (Ap. 2:10).

3.

Las multitudes.
  3.1. 

Las multitudes era objeto de amor entrañable para Jesús.

  3.2. 

Cada uno de los creyentes se enfrenta con esta misma responsabilidad (Mr. 16:15-16).

  3.3. 

Los creyentes tienen recursos suficientes para dar de comer, espiritualmente hablando a las multitudes.

  3.4. 

La responsabilidad de la evangelización es para todos.

  3.5. 

El evangelio lleva también aparejada la obra social de alimentar a los hambrientos.

4.

Andando sobre las aguas.
  4.1. 

La vida del creyente es, en ocasiones, como un barco en medio de dificultades en la soledad del mar.

  4.2. 

Siempre, en cada ocasión, Cristo está pronto para socorrer.

  4.3. 

El secreto de la bonanza es tener a Cristo en la barca.