BOSQUEJO DEL ESTUDIO

 
MARCOS 9:1-50
 

I. EL SERVICIO DEL SIERVO (1:1-10:52)

8. La gloria y el futuro del Siervo (9:2-50)

8.1. La transfiguración (9:2-13)

8.2. La gloria del triunfo sobre Satanás (9:14-29)

8.3. El Siervo anuncia su muerte (9:30-32)

8.4. La enseñanza sobre la humildad (9:33-37)

8.5. La enseñanza sobre el sectarismo (9:38-41)

8.6. La enseñanza sobre la condenación eterna (9:42-50)

  

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A. INTRODUCCIÓN


Satanás procuró durante todo el tiempo del ministerio de Cristo, que la Cruz no tuviera lugar. Insistentemente lo procuró por todos los medios a su alcance. Aunque cuando tentó al Señor correspondía al propósito de Dios para su Hijo Jesucristo, no es menos cierto que en aquella ocasión procuró que Jesús de Nazaret declinara el programa de Dios para aceptar otro diferente, en donde no estaba la Cruz que recuperaría el reino terrenal en manos del maligno desde la caída de nuestros primeros padres. Con insistencia procuró que el niño muriese, que el hombre fuese apedreado y despeñado, de modo que la Cruz no tuviese lugar. En el último pasaje la insinuación diabólica expresada por medio de las palabras de Pedro, procuraba persuadirlo para que la Cruz no tuviese lugar (8:32). La decisión de Jesús de afrontar la cruz se proclama en las varias veces que Él mismo la anuncia a los discípulos. La sombra de la Cruz cubrirá todas las etapas del camino que sigue desde ahora en adelante. La determinación de Cristo de entregar su vida para salvación, corresponde a la realización en el tiempo de la historia humana del plan eterno establecido por Dios antes de la creación del mundo (2 Ti. 1:9). El Señor había sido reconocido como el Hijo de Dios por los discípulos que habían admirado su Persona y visto sus obras de poder. Sin embargo, la gloriosa visión de la Deidad de Jesucristo, estaba cubierta por el velo de su humanidad. El que iba a morir por el pecado del mundo, no era un mero hombre, por grande que fuese, sino Dios manifestado en carne; el Verbo eterno hecho un hombre del tiempo y del espacio. En el monte de la transfiguración, la gloria propia de la Deidad, se hace visible para los tres escogidos de entre los discípulos. Sin embargo, junto con la manifestación gloriosa de Jesucristo, el pasaje ofrece el respaldo que el Padre, gozándose en amor por la obra que iba a realizar su Hijo unigénito, respalda ante los hombres proclamando la gloria del Señor. Esta manifestación comprende la luminosidad admirable del Señor, que incluía sus propios vestidos; la presencia de los enviados de Dios, Elías y Moisés, para dialogar con Él; y la proclamación ante los tres apóstoles de la realidad de quien era Jesús: Este es mi Hijo Amado; a Él oíd. La narración de este acontecimiento presenta matices distintos según los distintos evangelistas, sin que haya contradicción alguna entre los relatos, sino la enriquecedora provisión de detalles que juntos, dan una panorámica plena de lo que ocurrió en el monte de la transfiguración. El hecho es tan portentoso que los críticos liberales sostienen que no se trata de un relato histórico, sino de una interpretación doctrinal escenificada. Se trata de una hipótesis visionaria, para dar certeza, con un relato mitológico, a una verdad de fe, sobre la deidad de Jesús. Tal afirmación, no sólo es contradictoria con la inspiración de la Escritura, sino que la reduce a una mera experiencia como la que visionarios han tenido a lo largo de la historia, para justificar sus fantasías religiosas. Para los liberales, el relato de la transfiguración es una narración legendaria y simbólica. Incluso algunos proponen que se trata de un relato de la resurrección trasladado al ministerio terrenal del Señor. Ninguna de estas propuestas pueden sostenerse a la luz de la revelación y del testimonio posterior que los testigos presenciales, como Pedro y Juan, hacen de ella en sus epístolas.  Al tema de la transfiguración siguen las manifestaciones poderosas del Siervo glorioso. Su poder manifestado en la sanidad de un endemoniado, lo pone de manifiesto. El mismo transfigurado y poderoso Enmanuel, Dios con los hombres, es el Maestro por excelencia que se ha presentado constantemente en el relato de Marcos. Su enseñanza sobre la humildad, tomando un niño como ejemplo, es de lo más profundo e impactante. Finalmente el relato concluye con una enseñanza sobre la condenación eterna, en la que se detallan algunos aspectos personales de esa situación.

La división para estudio del pasaje se puede establecer del siguiente modo: Bajo el concepto general de la gloria del Siervo, aparece primero el relato de la transfiguración, comenzando con el detalle (vv. 2-8) y la pregunta sobre Elías (vv. 9-13). Sigue la descripción del triunfo sobre Satanás, con el milagro de la curación del muchacho endemoniado, en el que se aprecia la situación (vv. 17-24); la acción poderosa de Jesús (vv. 25-27); y la pregunta de los discípulos sobre su incapacidad (vv. 28-29). El anuncio que Cristo hace sobre su muerte, continua en la secuencia del relato (vv. 30-32). Luego sigue la enseñanza sobre la humildad (vv. 33-37); sobre el sectarismo (vv. 38-41); y sobre la condenación eterna (vv. 42-50).